Las torres para teléfonos celulares se han convertido en parte del panorama urbano y también de amplias áreas rurales, muchas compañías optan por mimetizar o disfrazar estas gigantes antenas para que se camuflen con el entorno, motivados por no alterar el entorno o quizá por una ordenanza municipal.
¿Te haz preguntado alguna vez si esa enorme palmera o árbol que apareció repentinamente junto a otros en tu ciudad es realmente lo que parece?
Las torres para transmitir señales de radiofrecuencia (RF) a los terminales (equipos móviles) han sido siempre un tema de controversia, según el estudio de la Organización Mundial de la Salud sobre las estaciones de base y tecnologías inalámbricas, concluyen:
“Teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud”.
También señalan que lo único que se ha demostrado científicamente es el cambio de temperatura corporal (> 1º C) cuando hay exposición a una intensidad de campo elevada como sucede con los calentadores de radiofrecuencia, pero esto no sucede con las emisiones de RF de las estaciones de base.
Sin embargo, no podemos negar el temor natural que surge al tener una enorme antena cercana al lugar donde vivimos; es por ello que al menos este sistema de camuflaje ayuda sicológicamente.
¿Tú que piensas?
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